Por qué se caen los gatos por la ventana y cómo evitarlo

A los que compartís vuestra vida con un gato sabéis cómo le gusta ver las cosas desde lo alto de una mesa, un estante o el respaldo de su sillón favorito, para dominar su entorno y satisfacer su curiosidad felina. Este rasgo de su comportamiento da lugar a un problema llamado síndrome de las grandes alturas, del gato paracaidista o volador¿Qué les ocurre?

Su agilidad les permite subir a repisas de ventanas abiertas o pasearse haciendo equilibrismos por la barandilla de la terraza; si un ruido fuerte les asusta, la superficie es resbaladiza, están relajados durmiendo la siesta o se distraen intentando cazar algún pájaro o insecto que pasa cerca, pueden acabar cayendo al vacío. Existe más riesgo en animales jóvenes y no castrados, por su mayor actividad y comportamiento en época de celo que les incita a salir al exterior al captar los maullidos o las feromonas de otros gatos.

¿ Es cierto que siempre caen de pie?

Los gatos son capaces de girar su cuerpo al caer, arqueando la columna y moviendo las extremidades, para contactar con el suelo de forma natural, salvo que caigan en postura vertical o si la altura desde la que se precipitan es insuficiente y no les da tiempo a corregir la postura, como ocurre desde un primer o segundo piso.

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¿Cómo influye la altura?

Al no tener suficiente tiempo de reacción antes de llegar al suelo, las lesiones pueden ser más graves que de pisos más altos. A menos de siete pisos de altura el gato quedaría con los miembros muy rígidos y mala posición para amortiguar el golpe.

A mayor altura de siete pisos, logra adoptar una posición menos rígida y más horizontal, que aumenta la superficie de contacto con el aire y distribuye de forma uniforme por todo el cuerpo el impacto con el suelo.

La explicación se debe a que alcanza la velocidad terminal (velocidad a la que se igualan la resistencia del aire y el peso del cuerpo que cae) y en ese momento ya no hay estímulo para el aparato del equilibrio del gato quedando éste en una posición más relajada y horizontal.

Si hay toldos, jardín o árboles pueden amortiguar el golpe o por el contrario desequilibrar al gato en el último momento y agravar las lesiones.

¿Cómo podemos evitarlo?

  • Mantenerlos alejados de las zonas de riesgo mientras se ventila la casa, colocar mallas bien ancladas, barrotes o rejillas en las ventanas, o asegurarse de que queden bien cerradas aquellas a las que tenga acceso para que no puedan caerse, mientras no podemos vigilarlos.
  • Enriquecer su entorno dentro de casa con juegos que estimulen el ejercicio y la búsqueda de premios.
  • Castración para anular el efecto de las hormonas sexuales, mejor si se hace prepuberal. Si ya ha alcanzado la pubertad, tarda un tiempo en desaparecer las hormonas en sangre.

 

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Si, a pesar de todo, ocurre, ¿qué debemos hacer?

Recién caídos suelen estar en shock, desorientados, con las pupilas muy dilatadas por el susto y sólo quieren esconderse; a veces hay que buscarlos bajo los coches aparcados o dentro de alcantarillas, si han sido capaces de moverse hasta allí. Por eso es importante que lleven microchip, para facilitar su identificación en caso de que los encuentre otra persona.

Debes acudir a tu veterinario porque tiene que valorar el estado del animal y buscar lesiones que pasen desapercibidas o incluso daños internos con la exploración y pruebas de diagnóstico por imagen. Los más habituales son signos de dificultad respiratoria a causa de la contusión torácica, sangrado nasal u oral por lesión en mandíbula o paladar, dolor abdominal por daño en órganos como la vejiga y luxaciones o fracturas en las extremidades.

RECORDAD: Estos “accidentes” pueden repetirse fácilmente, les vence la curiosidad. 

Aunque es mucho menos frecuente, hemos tenido algunos casos de perros que se caen por el hueco de la escalera o se tiran por la ventana al ver que sus dueños se van o intentan escapar si son recién adoptados y tienen problemas de comportamiento.